sábado, 16 de enero de 2010

LA ISLA SIN AURORA.

**************************




Quería haber hecho una broma.
¿Ser o no ser? La celebérrima cita de Hamlet.
¿Marmoleado o no marmoleado? Esa es la cuestión.
Y luego las fotos.




Un frasco de arena del desierto: no es marmoleado.
Y debajo un papel marmoleado de similar apariencia.




Un jarrón de Tiffany.



Y finalmente, lo más sabroso, un pastel...




...y otro modelo de papel, similar al jarrón y al pastel.



¿Verdadero o falso? ¿Sueño o realidad?
La broma era sobre Shakespeare y sus palabras.
Pero no la voy a hacer.
Porque cuando preparaba esta entrada sucedió la catástrofe del terremoto en Haití.
Y ya no me apetece sonreír...

Tropecé con un libro de Azorín,
LA ISLA SIN AURORA,
y lo que leí;
el vaivén del modelo marmoleado,
que se llama precisamente eso,
va y viene, ida y vuelta;
y el terremoto me dejaron pensativo.

Al final me he decidido a publicar la entrada.
Como un miserable homenaje de mi impotencia.



Fijaos en ese modelo, en las líneas de la vida que van y vuelven.
Como dice Azorín al inicio de su obra:

Todo podía suceder y podía no suceder nada.

Pero no es cierto.
El movimiento de ida y vuelta es una falsedad.
Así lo explica el autor al final del libro:

El barco se llama "Sin retorno". ¿Comprendéis? Ese barco no re­torna a ninguna parte. Los que viajan en él no vuel­ven nunca a nada. El "Sin retorno" se va y no viene. Es el símbolo del mundo. No se retorna a la juven­tud. No se retorna a la ilusión. No se retorna al fervor. Hagamos lo que hagamos, ya esos momen­tos han pasado y no pueden volver.

Bien lo saben en Haití.



No hay comentarios: