El próximo día dos de Diciembre, a las cuatro y media de la tarde se presenta en la Sala de Conferencias de la Facultad de Ciencias de la Documentación de la Universidad Complutense de Madrid, calle Santísima Trinidad, 37 – 28010- Madrid, el libro “Los papeles decorados en las encuadernaciones del archivo y biblioteca de la Catedral de Toledo” que he escrito en colaboración con Antonio Carpallo.
Este libro es la primera monografía en español dedicada exclusivamente al estudio de los papeles de guardas empleados en las encuadernaciones de un fondo bibliográfico. Se enmarca por ello en las corrientes más modernas sobre los estudios de la encuadernación, que se ocupan de todos los elementos que participan en ella sin olvidar ninguno. Porque, efectivamente, los papeles de guardas han sido un ámbito relegado hasta hace muy poco tiempo en estos estudios. Hasta el punto que frecuentemente se han descrito distinguiendo únicamente entre guardas “blancas” o guardas “de color”.
El invento de la imprenta fue el acontecimiento que fomentó el desarrollo de muy diversas técnicas de decoración de papeles en Europa. Se editaron libros por millares, volúmenes que debían ser encuadernados y este oficio precisaba gran cantidad de papeles que escondieran las vueltas de la piel sobre el cartón y el “vacío” del cajo entre este y el cuerpo del libro.
El gremio de los encuadernadores se ocupó de desarrollar dos de las técnicas decorativas que con mayor frecuencia encontramos entre los papeles que se emplearon como guardas: el marmoleado o jaspeado al baño, puesto a punto en Europa por encuadernadores franceses desde principios del siglo XVII, y los denominados “papeles al engrudo”, de muy probable origen nórdico, algo posterior.
Sin embargo, así como la imprenta generó esta demanda también apartó a otros artesanos de su trabajo tradicional. Los grabadores en madera, que habían sido los artífices de los libros xilográficos, la Biblia de los pobres o el Apocalipsis, anteriores a la imprenta deberán reconvertir su actividad después de ella. Los impresores de libros obtienen el privilegio de impresión con prensa vertical y los antiguos grabadores deberán idear distintos métodos de impresión. Francia e Italia desarrollan nuevas técnicas de impresión xilográfica que, llenas de color, emplearan para el “vestido de habitaciones” y para la encuadernación. Después sustituirán los colores por goma y virutas de lana teñidas o por tinta o aleación dorada y pondrán de moda el papel “aterciopelado” o el “brocado y dorado”.
El libro que presento quiere abrir el sentido del término “guarda de color” a las distintas técnicas de decoración del papel que se emplean en la encuadernación. El fondo sobre el que se ha realizado el estudio nos ha permitido describir prácticamente todas las mencionadas, pues la parte correspondiente al legado del Cardenal Zelada fue en su mayoría encuadernado en Italia durante el siglo XVIII, muy probablemente con papeles realizados o distribuidos por la famosa fábrica “Remondini”, y contiene ejemplos abundantes de ellas.
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