viernes, 23 de diciembre de 2011
martes, 4 de octubre de 2011
Una encuadernación de Sandra Varisco.
Recuerdo perfectamente el momento en que hizo el papel.
Era una espiguilla pintada en media cubeta y me preguntó:
¿y no podemos estirar un poco y hacer una caracola?
¡Claro que podiamos!
Utilizó el mismo diseño para los cortes del libro.
Sabía desde el primer momento que aquel papel acabaría siendo empleado en un libro.
Ahora que Sandra ha vuelto a hacer otro curso conmigo, este de engrudo, he podido verlo.
Sandra no empleó el papel para su libro, el papel se convirtió en libro.
No hace falta decir que me encanta.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Tango y marmoleado, ¿qué más se puede pedir?
Marmotango
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sábado, 10 de septiembre de 2011
Patrones.
Un patrón decorativo es un diseño o motivo de tamaño más bien reducido que es susceptible de repetición, tanto vertical como horizontalmente, y que por tanto, a base de ellas, no solo puede llenar completamente un espacio mucho mayor que su propio tamaño, sino que la misma cadencia o ritmo de tales repeticiones produce un efecto armónico, lo que le otorga precisamente su característica decorativa. La esencia de un papel decorado es su propia multiplicación. En el otro lado de la balanza está, naturalmente, la obra artística, una creación única, original e irrepetible. Y, entre medias, un montón de posibilidades. El grabado, una obra de arte que admite un cierto grado de multiplicación. Y el marmoleado y la técnica del papel al engrudo, que consistiendo mayoritariamente en un corpus de modelos establecidos, cada repetición es a la vez un original y una copia, siempre algo diferente, de ese original.
El reto que me propuse esta vez era utilizar algunos de los motivos o patrones originales que habían aparecido a lo largo de mi trabajo como marmoleador, unas veces por suerte y otras por constancia, y convertirlos en patrones decorativos. Había que lograr no solo que se pudieran repetir en un papel, sino que se pudieran hacer series de papeles, e incluso, que alterando los colores, el motivo permaneciera constante y reconocible. No me atrevo a pensar que sean nuevos modelos, me gusta verlos como mis propias versiones de ciertos modelos clásicos. Aunque en un caso, la casualidad sí que hizo aparecer un patrón que me parece ciertamente inusual.
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Arriba, el modelo "Art Nouveau", en voga en la Alemania de los años treinta del siglo XX, y un par de mis "copias".
Mi "interpretación" del modelo, sin embargo, requiere el uso de mis queridos peines.
Un libro realizado con uno de estos papeles.
Puedo realizar mi "interpretación" con uno o dos ramos en cada papel, el modelo de "peines" que empleo se denomina "plumas", que pueden ir rectas u onduladas.
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Sobre el modelo llamado "espinas onduladas" he preparado un montón de variantes de color.
rojo o marrón,
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Otro modelo que me produce una sensación parecida es el "gótico ondulado", lo he hecho con los bordes limpios...
En marrón,
rojo, y azul y verde
...y difuminados.
En rojo,
marrón, y azul y verde
De las muestras del trabajo de Alejandro, quizás la que más me impresione es la de aquí abajo,
el "libro más caro del mundo".
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Finalmente la sorpresa, la casualidad, un error convertido en un patrón.
Aparentemente el modelo que lo inspira es el "pavo real", pero aquí no empleo el peine doble necesario para realizar aquel modelo, así que no encuentro ninguno al que referirme...
¿una novedad?
Azul y verde,
y marrón o rojo.
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sábado, 13 de agosto de 2011
Para gustos... los colores.
Lo que pretendía era lograr una variante personal sobre algún modelo del repertorio tradicional del marmoleado. Cambiar un peine por un punzón, aislar el motivo, cualquier cosa que resultara atractiva y un poco... diferente.
Además, aunque está todo inventado se puede cambiar el color de cada papel y así conseguir muchas variantes con un solo modelo.
Aislé dos columnas del modelo denominado "espiguilla" sobre el fondo del papel y dibujé dos ramos ondulando un punzón a derecha e izquierda.
Amarillo y negro sobre azul; negro sobre amarillo; y rojo y amarillo sobre azul.
Hasta que, por este camino, variante tras variante, uno no sabe si ha encontrado algo diferente, o simplemente, está borracho de colores.