En este mes de Septiembre hacen cien años del nacimiento del maestro encuadernador
Don Antolín Palomino Olalla.
Fue uno de los mejores encuadernadores de nuestro pasado más reciente,
bastará una de sus obras para poder apreciar su virtuosismo.
Conocí a Don Antolín en sus últimos años, los que pasó al resguardo de su flamante taller en la Imprenta Artesanal del Ayuntamiento de Madrid.
En una visita que le hice me regaló su autobiografía con una dedicatoria que tengo
grabada en mi cerebro desde hace más de veinte años,
esperando que se cumpla algún día.
En una visita que le hice me regaló su autobiografía con una dedicatoria que tengo
grabada en mi cerebro desde hace más de veinte años,
esperando que se cumpla algún día.
Don Antolín disfrutaba.
De su trabajo y de la vida.
No dejó de hacerlo un solo instante.
He preferido incluir aquí esta caricatura antes que cualquier fotografía,
porque es un retrato de su alma más fiel de lo que cualquier cámara podría captar.
De su trabajo y de la vida.
No dejó de hacerlo un solo instante.
He preferido incluir aquí esta caricatura antes que cualquier fotografía,
porque es un retrato de su alma más fiel de lo que cualquier cámara podría captar.
Sus cigarros, sus trabajos
y su satisfacción de vivir,
de vivir encuadernando…
o simplemente respirando.
Don Antolín pintaba papeles.
Doble motivo de celebración.
Pero, cosa curiosa, no le gustaba exhibirse en la faena.
Se escondía tras una puerta que cerraba cuidadosamente
y trabajaba casi en la oscuridad sin permitir que nadie descubriera su secreto.
Platero y Yo
Doble motivo de celebración.
Pero, cosa curiosa, no le gustaba exhibirse en la faena.
Se escondía tras una puerta que cerraba cuidadosamente
y trabajaba casi en la oscuridad sin permitir que nadie descubriera su secreto.
Platero y Yo
Pintaba papeles al engrudo.
Según se los dictaba su corazón...
o los ángeles
cual creía otro gran encuadernador, Don Emilio Brugalla.
Según se los dictaba su corazón...
o los ángeles
cual creía otro gran encuadernador, Don Emilio Brugalla.
¡Ay! Un maestro encuadernador, de los mejores, metido a pintor.
No podía pintar más que obras de arte,
sin remedio,
su mano experta no consentiría menos.
No podía pintar más que obras de arte,
sin remedio,
su mano experta no consentiría menos.
Dicen que Don Antolín regalaba sus papeles,
que los regalaba sin vacilar,
no fui yo uno de los afortunados.
Ni puedo dar cuenta de cómo acabó la petición de una de las
más conocidas coleccionistas internacionales, Tatiana Schmoller,
que le escribe !en castellano! el 24 de Febrero de 1973:
"Distinguido señor: soy coleccionista de papeles y estoy admirada de uno suyo.
(...) Espero su envío y Ud. pone el precio que quiera.
Salúdale con mucho agradecimiento
Tatiana Schmoller"
que los regalaba sin vacilar,
no fui yo uno de los afortunados.
Ni puedo dar cuenta de cómo acabó la petición de una de las
más conocidas coleccionistas internacionales, Tatiana Schmoller,
que le escribe !en castellano! el 24 de Febrero de 1973:
"Distinguido señor: soy coleccionista de papeles y estoy admirada de uno suyo.
(...) Espero su envío y Ud. pone el precio que quiera.
Salúdale con mucho agradecimiento
Tatiana Schmoller"
Cuando leo los títulos con que los bautizó
sé que Don Antolín estaba muy orgulloso de ellos,
que eran un presente muy especial con que obsequiaba a sus íntimos.
sé que Don Antolín estaba muy orgulloso de ellos,
que eran un presente muy especial con que obsequiaba a sus íntimos.
Contempladlos cuidadosamente.
¿Tengo razón o no?
¿Tengo razón o no?
Cada uno es una obra de arte.
Pintaba también papeles marmoleados,
en su libro “Mis papeles pintados”
los llama “debajo del agua”,
y aunque no describe su técnica
se atribuye a sí mismo un procedimiento especial que solo él conoce…
otra broma de las suyas.
en su libro “Mis papeles pintados”
los llama “debajo del agua”,
y aunque no describe su técnica
se atribuye a sí mismo un procedimiento especial que solo él conoce…
otra broma de las suyas.
Un portento de la encuadernación,
un artista del papel y…
un gran vividor.
Todo esto fue Don Antolín. Y lo sigue siendo.
Porque si la vida es sueño ¿cómo no va ser sueño la muerte?
Quien es recordado sigue vivo.
Este centenario del nacimiento de Don Antolín
es una buena ocasión para conocer algo más de su obra
y de su personalidad llena de jovialidad y encanto.
Y para estar otro rato con él y brindar por la vida. Así continuará siempre con nosotros.
¡Por usted, maestro!
un artista del papel y…
un gran vividor.
Todo esto fue Don Antolín. Y lo sigue siendo.
Porque si la vida es sueño ¿cómo no va ser sueño la muerte?
Quien es recordado sigue vivo.
Este centenario del nacimiento de Don Antolín
es una buena ocasión para conocer algo más de su obra
y de su personalidad llena de jovialidad y encanto.
Y para estar otro rato con él y brindar por la vida. Así continuará siempre con nosotros.
¡Por usted, maestro!
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Sus libros:
-Autobiografía, conocimientos y recuerdos sobre el arte de la encuadernación. Madrid,1986, Imprenta Artesanal del Ayuntamiento de Madrid.
- Mis papeles pintados. Madrid, 1990, Artes Gráficas Municipales.
Para saber más:
Aitor Quinney: Antolín Palomino Olalla, en el centenario de su nacimiento. Una semblanza biográfica al desuso. Encuadernación de Arte, Núm. 33, Madrid, 2009, AFEDA.
Derechos de las imágenes:
Todas las imágenes proceden del
Ayuntamiento de Madrid. Área de Gobierno de Las Artes. Imprenta Artesanal.
El Missale, la dedicatoria y la caricatura pertenecen al libro "Autobiografía..." igual que la cita de la Sra. Schmoller; los papeles a "Mis papeles pintados"; y las fotografías de los hierros son del archivo de la Imprenta Artesanal, que conserva íntegra la colección del maestro.
Mi agradecimiento al Ayuntamiento de Madrid por conceder el permiso para su publicación en esta página.
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